Cada día más se vota por emoción que por razón.  Y eso es tremendamente preocupante.  Quiere decir alterar las bases de la democracia y corromper la ética intrínseca en la buena fe de sus orígenes.

Todo vale en mentes tergiversantes que dicen actuar en nombre de la Democracia.  Así nos envilecemos y perdemos la neutralidad que nos permite enjuiciar cuanto nos deja valorar el entorno saturado de tendencias de la buena fe al extremo más dañino de la mala fe.

Habrá que sentar unas bases nuevas que impidan la pérdida de la Democracia en favor de un régimen opuesto a ella, amparado en una dictadura.  Cierto profesor me dijo “La Historia se repite una y otra vez”.  Así parece ser, pero ¿vamos a quedarnos cruzados de brazos y caernos al fondo del abismo para comenzar otra vez de cero, sufriendo lo indecible en una remontada cruel a la situación de los últimos veinticinco años?

¡Ciudadanos, ciudadanos, pueblerinas y pueblerinos! No nos dejemos engañar.  Sigamos acompañados de la Paz.  Nuestros referentes han de ser: La lógica de las costumbres humanas, la buena fe, el sentido común y la tolerancia en el trato con los demás.